Madrid, 24 de abril del 2013.- La formación digital a través de cualquier dispositivo de sobremesa o móvil deberá evolucionar para adaptarse a las necesidades y exigencias de los actuales y futuros directivos. A sus horarios de trabajo, a sus lugares de desarrollo, al retorno de inversión. La tecnología y las comunicaciones permitirán conexiones de vídeo y multimedia más eficaces. Las tutorías on line o las reuniones digitales con los alumnos de una clase son ya posible hoy en día. Sin embargo, la marcha de las avances tecnológicos es vertiginosa y las habilidades directivas deben subirse a este tren. Precisamente, he leído el siguiente análisis de Enrique Dans al respecto:
El escenario de formación online entendido en un sentido amplio está verdaderamente interesante: múltiples tipologías que van desde los cursos masivos o MOOC hasta las pequeñas píldoras de vídeo de uso individual, un abanico de competidores en el que se incluyen desde pequeñasstartups hasta universidades tradicionales o grandes multinacionales, y una amplísima variedad de modelos, objetivos y estrategias. Con el fin de intentar analizar este panorama con un poco de orden, aproveché un par de reuniones con Álvaro Sanmartín, de Floqq, para “robarle sus apuntes” sobre la industria: le pedí que en la medida de lo posible compartiese conmigo sus análisis competitivos y su visión del tema (mil gracias, Álvaro :-) y con eso y mi propios recursos he organizado una entrada que no será exhaustiva, pero sí larga, y que espero pueda ser interesante para muchos lectores que de una manera u otra están en disposición de aprovechar este escenario para plantearse el aprendizaje en la red. La primera categoría estaría representada por los Massive Open Online Courses, o MOOC, sobre los que ya tuvimos ocasión de hablar anteriormente: una prolongación del modelo tradicional hacia la red, en forma de comunidad en la que se utilizan vídeos, problemas, lecturas y una interacción relativa con un profesor auxiliado por un equipo de tutores a lo largo de un período que puede durar desde varias semanas hasta varios meses. El 2012 se definió como “el año del MOOC“, un modelo que muchos han querido ver como el fin de las universidades y de la enseñanza tradicional, pero que en realidad representa un esquema diferente: una optimización de los mecanismos de transmisión de la información (¿de verdad alguien puede seriamente seguir planteando una clase con un profesor que llega, se sienta y se dedica a leer unos apuntes?) y una búsqueda de mecanismos de comunidad que suplementen una interacción que se degrada severamente con respecto al modelo tradicional bien entendido, sea presencial u online con otras dimensiones y atención directa del profesor. En las instituciones tradicionales existe, lógicamente, un gran proceso de reflexión en torno al fenómeno, como muestra esta carta del Presidente del MIT o este artículo de Kevin Carey en Washington Monthly.
Sugiero leer completo este análisis de Enrique Dans por su interés. La pregunta, nada retórica, que puede surgir a cualquier directivo: ¿Los actuales centros formativos, públicos o privados, son capaces de darme la formación on line que yo demando?. ¿La formación on line debe ser presencial, semipresencial, o totalmente virtual?. Cuestiones que tendrán su respuesta en breve, al igual que hemos dejado de hablar por los teléfonos móviles, y los hemos convertido en auténticas consolas de chateos, emails, archivos multimedia, canciones, libros, periódicos, revistas, emisoras de radio, canales de televisión…
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